Civil War - Bluray
En Civil War, Alex Garland presenta una versión distópica de Estados Unidos al borde de la autodestrucción. El director lanza una advertencia a Estados Unidos , presentando un posible futuro próximo en guerra consigo mismo, donde ciudadanos comunes se levantan en armas unos contra otros y la sangre corre por las calles. Sin duda el film actúa como una sombría advertencia sobre lo que podría suceder si la división y el odio no se detienen.
La película Civil War (2024), presenta un enfoque contemporáneo sobre el impacto de los medios de comunicación en los conflictos bélicos, y aborda dilemas éticos y morales similares a los que exploraron películas clásicas como El año que vivimos peligrosamente (1982), Bajo el fuego (1983) y Los gritos del silencio (1984). Estas obras se destacaron por su capacidad de exponer la influencia de los medios en situaciones de crisis política y humanitaria, y Civil War retoma este legado al actualizar esas preguntas para un público actual en un ejercicio de "política ficción".
El concepto de "política ficción" en Civil War se manifiesta en su exploración de un conflicto interno en EEUU, donde las estructuras democráticas se erosionan y la guerra civil se convierte en una posibilidad real. Este enfoque recuerda al subgénero de la ciencia ficción que imagina futuros distópicos basados en tendencias políticas actuales, pero la película evita los elementos tecnológicos o futuristas típicos. En su lugar, se centra en cómo la política moderna, la polarización y la influencia desmesurada de los medios pueden desencadenar una crisis a gran escala.
La trama sigue a un equipo de periodistas que se dirige a Washington D.C. en medio del colapso del país. Encabezado por la fotógrafa de guerra Lee Smith (interpretada por Kirsten Dunst), el grupo intenta mantener una postura neutral mientras documenta los disturbios, aunque esa aparente imparcialidad se percibe como fría y condenatoria.
La película no retrata un futuro postapocalíptico, sino el apocalipsis en sí, con un país sumido en el caos, donde solo los periodistas pueden moverse con libertad. En medio de la destrucción, Lee se mantiene fría y desensibilizada por su experiencia. El filme no solo critica el conflicto interno en EE.UU., sino también la desconexión emocional de quienes lo documentan. La historia es un oscuro reflejo de lo que ocurre cuando una nación se desmorona, mostrando imágenes impactantes de violencia y muerte en escenarios estadounidenses reconocibles.
En este sentido, Civil War se presenta como un "what if " especulativo, pero anclado en los temores contemporáneos sobre la fragilidad de la democracia y el poder de los medios para influir en las percepciones públicas. La trama examina las tensiones que surgen cuando un país, profundamente dividido por cuestiones de identidad, poder y justicia, se enfrenta a una guerra interna. A través de la óptica de la política ficción, Garland nos lleva a reflexionar sobre cómo las sociedades actuales, sometidas a presiones similares, podrían enfrentar escenarios como este en un futuro cercano.
Una de las características clave de la política ficción en Civil War es la representación de los medios de comunicación como actores centrales en la narrativa del conflicto. Garland refleja la creciente influencia de los medios de comunicación en la política y la guerra, creando un entorno donde las decisiones de vida o muerte no solo dependen de los políticos o los líderes militares, sino también de las narrativas mediáticas que moldean la opinión pública. Este concepto no es nuevo, como se ha visto en películas como Bajo el fuego y Los gritos del silencio, donde los periodistas desempeñan un papel activo en la evolución de los conflictos, pero Civil War lo lleva a un nuevo nivel, actualizándolo para una era digital hiperconectada.
En Civil War, Garland presenta una sociedad profundamente fragmentada por un conflicto interno, donde las líneas entre la verdad y la propaganda se desdibujan peligrosamente. En esta realidad, los medios de comunicación ya no son meros observadores de la guerra, sino actores clave que moldean las percepciones públicas y los resultados de los enfrentamientos.
Otro tema central en la política ficción de Civil War es la deshumanización del enemigo, facilitada por los medios. En la película, los medios juegan un papel fundamental al convertir a las personas y grupos opuestos en caricaturas o símbolos del mal, lo que facilita el conflicto violento. Esta deshumanización ha sido un tema recurrente en películas como El año que vivimos peligrosamente, donde los personajes se enfrentan a los dilemas de cómo retratar los horrores de la guerra sin perder la compasión por las víctimas.
Una de las reflexiones más poderosas que propone Civil War es la dificultad de discernir entre la verdad y la mentira en una guerra donde la información se controla tan cuidadosamente. En este aspecto, recuerda a El año que vivimos peligrosamente, donde la percepción de los eventos se ve moldeada tanto por las intenciones de los reporteros como por las narrativas oficiales de los gobiernos. En ambas películas, se hace evidente que la verdad en tiempos de guerra es fluida y manipulable, lo que lleva a dilemas sobre la responsabilidad de quienes tienen el poder de transmitirla.
Finalmente, Civil War se erige como una advertencia sobre la fragilidad de las instituciones democráticas. La película muestra cómo los conflictos internos pueden destruir fácilmente la estabilidad política, especialmente cuando los medios y las plataformas de poder se utilizan para dividir en lugar de unir.
Este enfoque conecta Civil War con otras grandes obras de política ficción que, aunque ambientadas en tiempos y lugares ficticios, hablan directamente a las preocupaciones del mundo real. Al igual que en 1984 de George Orwell o Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, Garland imagina un futuro cercano que, aunque ficticio, resulta inquietantemente plausible en función de las crispación actual en la política estadounidense.
En última instancia, *Civil War* también puede verse como un comentario sobre la sociedad contemporánea, donde las redes sociales, los medios de comunicación y las fuentes alternativas de información crean ecosistemas mediáticos fragmentados y polarizados. La película, en su análisis sobre cómo se construyen las verdades en torno a los conflictos, refleja las tensiones actuales sobre la confianza en los medios, las fake news, y la manipulación de la información con fines políticos.
La película es un verdadero film de terror, detallando de manera visceral los horrores de la guerra. Las secuencias de acción están bien resueltas y las actuaciones también son destacadas, especialmente de Wagner Moura y Stephen McKinley Henderson, hacen que la película sea entretenida. Aunque Civil War puede no proporcionar el comentario político directo que algunos podrían anticipar, dado que mantiene cierta ambigüedad en varios aspectos, sigue siendo una reflexión cautivadora sobre la violencia y el periodismo en medio del caos.
En conclusión, Civil War (2024) trasciende el género de acción y va más allá de una simple reflexión sobre la guerra. Al igual que los clásicos del cine político de décadas pasadas, Garland presenta un drama donde la guerra sirve como escenario para analizar el papel crucial, y a menudo peligroso, que desempeñan los medios en la construcción de percepciones y en la toma de decisiones durante conflictos vitales. Con una impresionante narrativa visual y un guion que rehúye respuestas simplistas, la película subraya que, en tiempos de guerra, la verdad es a menudo la primera víctima, y los medios pueden ser tanto un instrumento de justicia como una poderosa herramienta de manipulación.
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