RESEÑA DUNE LA PROFECIA SERIE DE TV DE ARVI LICENSING
Las adaptaciones de los libros de Dune de Frank Herbert en cine y televisión han sido múltiples, ambiciosas y desiguales en resultado. Cada una ha intentado, con distintos grados de fidelidad y éxito, llevar al audiovisual la riqueza del universo de Arrakis, la política interestelar de las Grandes Casas, la ecología del desierto y el misticismo de los Fremen. La nueva serie de HBO, “Dune: La profecía” , destaca por abordar aspectos del lore que nunca antes se habían explorado a fondo en pantalla, lo que la convierte en una expansión original y arriesgada dentro del canon visual de Dune.
En el vasto y complejo universo de Dune, la profecía ha sido siempre el motor de la historia, y la serie que os presentamos, Dune: La profecía, recientemente emitida por HBO y ahora editada en formato doméstico por Arvi Licensing se adentra aún más en ese entramado místico y político, explorando sus raíces más antiguas. Ambientada más de 10,000 años antes del nacimiento de Paul Atreides, esta precuela se centra en los orígenes de la orden Bene Gesserit y las manipulaciones que tejieron el destino del Imperio desde las sombras.
Cuando HBO anunció Dune La profecía, una precuela ambientada más de diez mil años antes de los eventos que Denis Villeneuve ha llevado a la gran pantalla, la expectativa era alta: un retorno al rico universo de Frank Herbert, esta vez desde la perspectiva de las Bene Gesserit, esa hermética y poderosa orden femenina. Aunque su ejecución presenta altibajos, también ofrece numerosos hallazgos que hacen que destaque entre la oferta de series actual.
La serie se construye en torno a las figuras de Valya y Tula Harkonnen, dos hermanas exiliadas que encuentran su camino dentro de la enigmática orden femenina. A través de sus ojos, la audiencia es testigo del nacimiento de una ideología que mezcla política, genética y religión para moldear la galaxia según los intereses de la orden. El peso dramático recae especialmente en Valya, interpretada con intensidad por Emily Watson (y en su versión joven, por Jessica Barden), quien está dispuesta a todo, incluso a asesinar, para proteger su visión del futuro.
La narrativa se desarrolla en dos líneas temporales: una que muestra el presente de la orden y otra que revela el turbulento pasado de las hermanas Harkonnen. Esta estructura dual le permite a la serie construir una mitología rica en detalles, al tiempo que establece las motivaciones personales que impulsan los eventos actuales. De esta forma, Dune: La profecía consigue dar coherencia a lo que en las novelas originales de Brian Herbert y Kevin J. Anderson podía sentirse disperso.
Basada en la novela Hermandad de Dune de Brian Herbert y Kevin J. Anderson, la serie gira en torno a Valya Harkonnen (una magnética Emily Watson), líder de la incipiente Bene Gesserit, en su cruzada para colocar a una de sus hermanas en el trono imperial. A su lado, su hermana Tula (Olivia Williams) sirve como contrapeso emocional y político, configurando una relación central compleja y bien construida que sostiene gran parte del peso dramático.
La política y el matrimonio son también herramientas fundamentales en esta historia. El compromiso entre la princesa Ynez Corrino y el joven Pruwet Richese es un claro ejemplo de cómo la Bene Gesserit manipula alianzas con fines estratégicos. Ynez, al ser entrenada por las Hermanas hasta la mayoría de edad de su esposo, se convierte en un peón perfectamente programado para servir a la causa de Valya. Lo irónico es que esta unión fue orquestada por completo por la orden, provocando incluso las crisis en Arrakis que justificaron la necesidad de alianzas militares.
Finalmente, la narrativa de la serie, aunque densa en sus primeros episodios, demuestra una evolución progresiva. A medida que se revelan los motivos ocultos, traiciones internas y estrategias a largo plazo de la Hermandad, el guion comienza a asentarse y encontrar su centro de gravedad. La historia toma ritmo conforme se exploran los orígenes oscuros de las Bene Gesserit, la guerra reciente contra las máquinas pensantes y el propósito milenario que anima cada uno de sus movimientos. El resultado es una historia que, si bien requiere paciencia, recompensa a quienes estén dispuestos a sumergirse en sus complejidades hasta el final de la serie.
El elenco femenino principal rinde con creces. Watson y Williams aportan matices que elevan la serie más allá del cliché. Sarah-Sofie Boussnina brilla como la joven princesa Ynez, atrapada en un juego de poderes que la excede. En cambio, Travis Fimmel, como el críptico Desmond Hart, parece sacado de una parodia de Jack Sparrow en el espacio: cada vez que aparece, la narrativa se desinfla. Su personaje, pese a su potencial como amenaza mística, no logra integrarse orgánicamente al resto del relato.
Pese a sus tropiezos narrativos, Dune: La profecía logra brillar en un aspecto fundamental: el desarrollo de sus personajes. Lejos de depender exclusivamente de efectos visuales o batallas épicas, la serie apuesta por la introspección, las motivaciones internas y los dilemas morales. Travis Fimmel (como Desmond Hart), Emily Watson (Valya Harkonnen) y Mark Strong (Emperador Corrino) entregan interpretaciones cargadas de tensión y ambigüedad, ofreciendo actuaciones que no solo sostienen el drama, sino que lo elevan. Cada uno encarna su rol con una intensidad contenida que invita al espectador a preguntarse constantemente cuáles son sus verdaderas intenciones.
Otro de sus logros más visibles es el elenco coral, tanto por su diversidad como por la calidad interpretativa. La serie está poblada por figuras femeninas complejas y empoderadas, muchas de ellas jóvenes acólitas con habilidades en formación, como el caso de Lila (interpretada por Chloe Lea), quien destaca como una promesa en ascenso dentro de la Hermandad. Además, las versiones jóvenes de las hermanas Harkonnen ,Jessica Barden como Valya y Emma Canning como Tula, aportan capas de humanidad que enriquecen sus contrapartidas adultas.
Es novedoso que la serie abrace plenamente una perspectiva femenina, tanto en su narrativa como en su enfoque ético: cuestiona abiertamente los límites de la manipulación genética, el control político y la lealtad institucional. Este énfasis se convierte en una de las principales fortalezas de la serie y aporta un ángulo inusual en la ciencia ficción televisiva reciente.
Uno de los aspectos más fascinantes de la serie es cómo representa el poder espiritual y psicológico de las Bene Gesserit. A través del uso de “la Voz” y del acceso a las “Otras Memorias”, la serie no solo muestra habilidades sobrenaturales, sino también la tensión moral que implica utilizarlas. En uno de los pasajes más inquietantes, la serie establece con crudeza su tono implacable, donde la manipulación y la violencia marcan una narrativa en la que todo parece estar justificado en nombre de un objetivo superior.
Visualmente, Dune: La profecía busca una estética más íntima y contenida que las películas dirigidas por Denis Villeneuve. No hay grandes batallas ni paisajes deslumbrantes; en cambio, la cámara se enfoca en los rostros, las emociones y los espacios cerrados donde se toman decisiones que afectarán a sistemas estelares enteros. Sin embargo, esto también juega en contra de la serie: las tomas externas de planetas como Salusa Secundus carecen del carácter alienígena que hizo tan poderosa la representación del Imperio en el cine.
Desde el punto de vista visual, Dune: La profecía se beneficia de una producción cuidada y tangible. Filmada en locaciones reales en Hungría y Jordania, la serie evita el exceso de CGI y apuesta por escenarios físicos, vestuarios suntuosos y una ambientación que hace que cada espacio, desde los pasillos de Wallach IX hasta las arenas sagradas de Arrakis, se sienta vivido y auténtico. Este enfoque artesanal le otorga una textura cinematográfica que, si bien más modesta, mantiene una conexión visual con el universo fílmico de la saga.
En lo técnico, la producción logra algunos aciertos. La ambientación, aunque menos cinematográfica que las películas recientes, tiene momentos visuales bien logrados y una atmósfera opresiva que funciona para el tono político. La música también acompaña con acierto, reforzando la tensión creciente entre las casas nobles y la manipulación silenciosa de las Bene Gesserit.
También resulta destacable el compromiso de la serie con la fidelidad a la atmósfera del universo Dune. A pesar de no contar con la escala cinematográfica de las películas de Denis Villeneuve, la serie logra capturar la esencia del mundo creado por Frank Herbert: un entorno en el que la política, la religión y la genética se entrelazan con un propósito inquietante. Su tono es coherente con las producciones anteriores, y aunque está basada en novelas derivadas , el respeto por el lore original es evidente.
Uno de los grandes problemas de Dune: La profecía es que, a pesar de basarse en uno de los universos de ciencia ficción más ricos jamás creados, parece carecer de una identidad propia. La serie se esfuerza demasiado en replicar el tono y estructura de Juego de Tronos, al punto que olvida lo que hace a Dune verdaderamente único: su densidad filosófica, la crítica religiosa y la introspección silenciosa de sus personajes. En cambio, lo que se ofrece aquí es una sucesión de escenas cargadas de exposición, donde los personajes explican constantemente la trama en vez de vivirla o mostrarla.
El abuso de la exposición no solo afecta el ritmo, sino que socava el impacto emocional de los momentos más duros. Además al igual que muchas producciones que han intentado replicar el éxito de Juego de Tronos, Dune: La profecía se obsesiona con mostrar que su mundo es cruel y despiadado. Pero sin matices emocionales, sin un contrapeso moral o personajes que realmente luchen por algo más que poder, todo se vuelve monótono. Cuando todos los personajes son calculadores, traicioneros y grises, el conflicto deja de importar porque nadie se diferencia realmente del otro. Por otro lado, para quienes buscan acción a gran escala, puede parecer lenta o demasiado introspectiva.
Uno de los obstáculos más constantes es el exceso de tramas: la historia acumula flashbacks, profecías, facciones enfrentadas, conspiraciones palaciegas, rituales y complejos árboles genealógicos dignos de los Targaryen
A pesar de sus defectos , Dune: La profecía merece la pena. Tiene una base narrativa fuerte, un universo vasto por explorar y una intención clara de hablar sobre poder desde el prisma de las mujeres. A pesar de sus contras, no se puede descartar completamente a Dune: La profecía. Es posible que, como otras series que tardan en encontrar su voz en nuevas temporadas y pueda ganarse un lugar dentro del canon respetado de la franquicia.
También cabe destacar el equipo creativo de sólida trayectoria artífice de la serie. Anna Foerster, conocida por su trabajo en series como Outlander , Westworld, Jessica Jones y Mentes criminales dirige tres episodios aportando su estilo visual elegante y atmosférico. Richard J. Lewis, veterano también del mundo televisivo con series como Westworld , Penny Dreadfuly Person of Interest o CSI, firma dos episodios . John Cameron, colaborador habitual de los hermanos Coen y productor de Fargo y Legion, también dirige en esta ambiciosa producción. Las creadoras Diane Ademu-John (Crónicas Vampíricas, Medium) y Alison Schapker (Alias, Fringe, Altered Carbon) combinan experiencia en drama y ciencia ficción para dar forma a este universo expandido de Dune. El diseño de producción corre a cargo de Tom Meyer, reconocido por su labor en La Huérfana, Jonah Hex, Acero Puro o Black Adam aporta para que la serie ya haya sido reconocida con 2 premios y 10 nominaciones, consolidando su impacto dentro del género del género fantástico.
Sin duda la serie tiene potencial como expansión del universo para aquellos que ya conocen sus reglas. La serie ha funcionado como una pieza adicional de un rompecabezas mucho más grande y, aunque no logra ser un fenómeno televisivo al estilo Juego de tronos, cumple con su objetivo y es un perfecto aperitivo para los seguidores del universo Dune, mientras esperamos la llegada de la nueva entrega cinematográfica: Dune: El mesías.
Dune: La profecía (Temporada 1)
Emily Watson (Actor), Olivia Williams (Actor), Diane Ademu-John;Alison Schapker (Director)
Desde el universo expansivo de Dune, creado por el aclamado Frank Herbert, y diez mil años antes de la ascensión de Paul Atreides, "Dune: La profecía" sigue a dos hermanas Harkonnen en su lucha contra las fuerzas que amenazan el futuro de la humanidad y establecen la hermandad legendaria que se conocerá como la Bene Gesserit.
Detalles del producto
Dimensiones del paquete : 16,9 x 13,6 x 1,7 cm; 120 g
Director : Diane Ademu-John;Alison Schapker
Formato multimedia : Blu-ray, Adulto
Tiempo de ejecución : 6 horas y 30 minutos
Fecha de lanzamiento : 30 mayo 2025
Actores : Emily Watson, Olivia Williams, Chloe Lea
Idioma : Inglés (Dolby Atmos), Castellano (Dolby Digital 5.1)
Estudio : ARVI
ASIN : B0F8NTRT2W
País de origen : EE. UU.
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